Male witches (brujos, brujas varones u hombres brujas)

Cuando se utiliza el término «bruja», la mayoría de la gente tiende a pensar en una mujer.  Esto sucede debido a que, por lo general, la participación femenina predomina en el Arte de la brujería; o bien, porque se tiene la creencia de que la naturaleza cíclica, creadora y sensible de la mujer, dota a ésta de un poder especial que se relaciona con la magia. En palabras de Jules Michelet, se explicaría porque: «‘La Naturaleza las ha hecho hechiceras’ Es su propio genio, su temperamento femenino. La mujer nace ya hada. En los períodos de exaltación, que se suceden regularmente, se convierte en Sibila. Por amor, en Maga. Por su agudeza, su astucia (a menudo fantástica y bienhechora) es una Bruja hechicera que atrae la buena suerte, o, por lo menos, alivia las desgracias». Por otro lado, la tradición cultural Occidental, influenciada por el pensamiento del cristianismo, ha creado el estereotipo de la mujer bruja con su asociación de la brujería, la maldad y lo femenino, (recordemos que solía decirse que por un brujo, existían miles de brujas), como bien consta en los diversos manuales que datan de la época de la Caza de brujas.

Actualmente, al hablar de brujas, se le da mayor orientación al aspecto femenino como acto reivindicatorio para todas las sabias que fueron perseguidas y asesinadas en el pasado. Sin embargo, no debe ignorarse la existencia de hombres que cultivan y han realizado increíbles aportaciones a la Brujería moderna. Tampoco debe fomentarse la creencia de que las brujas profesan una especie de animadversión contra los hombres. Esto no es verdad, puesto que una bruja (del género que sea) sabe la importancia de la equidad entre ambos sexos y el equilibrio entre lo femenino y lo masculino en la propia psique.

La palabra «bruja» no corresponde a una definición de género. Es decir, una bruja puede ser hombre o mujer. El género no limita su quehacer. En la Brujería, existen tradiciones de todo tipo. Algunas son practicadas por mujeres exclusivamente. Mientras que otras sólo son cultivadas por varones. Unas más tienen grupos mixtos. Así, el camino de la Diosa y el Dios no excluye al hombre de ninguna manera. Al contrario, lo contiene y ve en él un precioso hijo que contribuye al balance gracias a su particular energía, don, capacidad y forma de interpretar el mundo.

En su libro La Danza en espiral, Starhawk ha dicho que «reclamar la palabra ‘bruja’ es reclamar nuestro derecho, como mujeres, a ser poderosas; y como hombres, a conocer el aspecto femenino interior como divino».  Por su parte, Jean Sinoda Bolen, ha afimado que «Algunos hombres excepcionales pueden llegar a ser brujas, los que tienen compasión, sabiduría, humor y no están supeditados al poder».

Probablemente en nuestro idioma, parece extraño denominar a un hombre como bruja. Pero algunos lo prefieren así, en lugar de ser llamados brujos, por las connotaciones negativas que tiene ese vocablo (por ejemplo, a veces se liga al brujo con el satanismo). En este caso, el género de la palabra pasa a un segundo plano, para privilegiar el nivel semántico, el de la significación. Algo similar ocurre en inglés: los varones utilizan la palabra ‘witch’ también, pues argumentan que ‘warlock’, ‘wizard’, ‘magician’ o ‘sorcerer’, no expresan exactamente lo que son. No se sienten identificados. De hecho, ser llamado ‘warlock’ se considera un insulto, algo despectivo, ya que significa «oath breaker» (traidor al juramento, perjuro o mentiroso). En algunas tradiciones de Wicca, sí hay una diferenciación génerica: La palabra «wicce» (pronunciada wik-kay) designa a la mujer y «wicca» (pronunciada wik-kah) al hombre. Pero, generalmente, se utiliza ‘witch’ para ambos casos. A menos, claro, que se desee precisar el género y se opta por el término «male witch».

Un brujo/hombre bruja es aquél que está conectado con la Tierra y profesa un enorme amor y respeto por ella.  Es aquél que escapa a las presiones socioculturales y construye para sí mismo una masculinidad libre y sana, la cual le permite expresar sus emociones, establecer relaciones equitativas con sus semejantes y tener una vida plena. Es aquél que sigue su intuición, busca la sanación, y cuya energía recuerda lo indomable del sol. Es un sabio, un creador y un transformador que usa su poder para traer bendiciones a este mundo.

Crédito de autor: Alanna Luna/Andrea Olson

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